jueves, 29 de mayo de 2008

OPINIÓN

Ridiculicemos 'Tongovisión'

Se armó el revuelo por culpa de una gamberrada de Andreu Buenafuente y su equipo en La Sexta. Rodolfo Chiquilicuatre salió elegido democráticamente por concurso popular para representarnos en el Festival Eurovisión 2008. Estoy de acuerdo en que no es un cantante, es simplemente un humorista ‘friki’, pero, ¿no es Eurovisión un concurso de ‘frikis’ por excelencia? Así es, ‘frikis’ totales como la ganadora Dana, la transexual de Israel, el grupo de monstruos Lordy o la leñadora del año pasado. Y que me dicen del patinador de este año acompañando al ganador ruso Dima Bilán, ¿no es otro ‘friki’? ¿es que Chiquilicuatre es mucho peor que todos ellos? Háganme el favor y no nos escandalicemos.

Eurovisión se veía cada vez menos y era renovarse o morir, por lo que los países tenían que mandar gente nueva con ideas nuevas. Así pues, por qué hay tantas críticas de Rodolfo cuando otros años han ido las Kétchup, Nash y casi van las supremas de Móstoles que quedaron finalistas para el evento. Entonces nos creíamos que ellos no eran ‘frikis’ e íbamos en serio.

Puedo afirmar que Chiquilicuatre ha salvado Eurovisión, ha reunido a las familias españolas entorno al televisor para ver el evento como hacía años que no pasaba. La audiencia ha subido notablemente, un 80% de la cuota de pantalla se llevaba el ‘chiki-chiki’ en el momento de su actuación. Esto no sucedía desde que se envió a Rosa de Operación Triunfo. Las cifras triplican y doblan los resultados de las cuatro últimas citas eurofestivaleras. Y superan el resultado de emisiones deportivas y de los últimos debates electorales. Por lo tanto, ¿no ha salvado Rodolfo Chiquilicuatre Eurovisión? Por supuesto que si, el problema es que muchos todavía siguen pensando en ganar y todo el mundo sabe perfectamente que en las votaciones del Festival (y esto ocurría lo mismo cuando había un jurado técnico que puntuaba) los votos no se dan sólo por la calidad de las canciones, sino también por afinidades políticas o culturales entre los países. La audiencia se apunta a los contenidos que producen morbo por la imprevisibilidad en su desarrollo y en el resultado final, como en emisiones deportivas.

Ridiculizamos el Festival de Eurovisión cuando para nosotros nada supone, pero sigue siendo importante para otros; de ahí los gritos e insultos cosechados en Belgrado cuando Chiki salía al escenario a hacer el numerito patoso del típico cuñado borracho que se anuda una corbata en la frente en una boda. Lo que no es justo es atribuirle la única responsabilidad del ‘frikismo’ cuando hubo un bosnio saliendo de una cesta como una cobra. Y Sebastián Tellier, un francés parecido a Eugenio, interrumpió el escenario tripulando un carrito de golf, y en cambio cantó una canción pegadiza.
Sin dudarlo, me quedo con la guitarra made in China de Rodolfo y su show que con el patinador y violinista que acompañaban al ganador, aunque fuesen de verdad.


Actuación Chiquilicuatre en Eurovisión con silbidos incluidos

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