Quizás, no todos los participantes del Festival de Eurovisión que se registraron en MySpace son conscientes de los riesgos que comporta hacerlo. Cada vez se leen menos los términos de los contratos que se aceptan en Internet, pero es importante hacerlo porque es allí donde se establecen los términos por los que el usuario se convierte en cliente del servicio. Todo el mundo sabe que firmar contratos sin leerlos es una barbaridad pero se hace, basta con clickar la casilla “Estoy de acuerdo con los términos de este contrato” y ya estás sentenciado.
El contrato de MySpace es un contrato totalmente abusivo, en el cual se establece que al mostrar o publicar cualquier contenido o material (textos, fotos, sonidos, diseños, películas…) en o a través de cualquier área pública de MySpace.com, el usuario garantiza automáticamente una licencia internacional, no exclusiva, con derecho a utilizar, copiar, modificar, adaptar, traducir, representar, publicitar, almacenar, reproducir, retransmitir y distribuir de manera ilimitada dicho contenido a través de su servicio.
Es decir, la compañía adquiere todos los derechos posibles sobre cualquier cosa que se publique a través de sus blogs, incluso después de que el usuario la borre y se dé de baja.
Así pues, ¿a quién pertenecen esas canciones?, ¿a los músicos o a una macro corporación mediática?
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